(ins)Pirada

De vez en cuando, mientras tomaba El té sola, acompañada de mis letras, él aparecía y me miraba, luego sacaba un potecito de su maletín marrón oscuro, lo abría, sacaba algo redondito y lo ponía en mis manos “-Es un dulce.” Me decía, jamás supe cómo se llamaba, pero cada vez que me lo daba yo dejaba de escribir, ya no tomaba el té, buscando mis letras que se habían ido de la vacía habitación.
“-Que buscas?” siempre me preguntaba
“-mis letras” respondía, volviendo a mirar bajo la cama
“-estás pirada niña” me decía negando con la cabeza, como si algo aquí ya no tuviera remedio.
a veces creía que mis letras jamás volverían y que por eso el negaba de esa forma tan pesimista.
“-se equivoca, señor” le respondía como si no comprendiera “-yo ya no estoy inspirada, he perdido mis letras, estaban aquí tomando el té, y luego usted llegó y ellas…”
“-Me refiero a que estás loca” resaltaba sin terminar de oír mis preocupaciones
“-y de dónde sino, Mi Señor, cree usted que viene la inspiración?”



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